Durante ese fin de semana, las imágenes de la rubia, la morena y los dos jóvenes no los podÃa borrar de su cabeza. Tras darle muchas vueltas no le quedó más remedio que llegar a la conclusión de que aquella casa, la de las lÃneas luminosas nocturnas, la que él pensaba era una residencia familiar, tenÃa que ser un burdel, si, es decir, una casa de pautas. Sin embargo, una duda atravesó su mente cuando se acordó de él, al igual que los mozos que tenÃan que ir a la capital a incorporarse al servicio militar obligatorio, cuando iban a cumplir 21 años, todos sin excepción, era la costumbre atávica, ir en manada a un burdel. Y claro al burdel al que él habÃa tocado con suerte era como una choza comparado con la magnificencia y luminosidad de la casa vecina del bar restaurante.
Autor: Quique Valdecabras
Precio: $26,000