De mis dos niñeras, una, mi bisabuela paterna, la negra Fidéline, era más voluble que un jacquot repetitivo, mientras que la otra, mi abuela materna, la china del barrio de Sainte-Thérèse, la famosa Meï-Wang, la gran preparadora de cuencos ante el Señor, estaba muy bien cosida y era muy reservada sobre el capÃtulo de su vida. Ella continuó soñando, a pesar de cuatro décadas de vida en Martinica, con terminar sus dÃas en Shanghai y ser enterrada allÃ. Para los inmigrantes chinos a mediados del siglo XIX, la llegada a la sociedad criolla martiniqueña fue un choque cultural.
Autor: Raphael Confiant
Precio: $95,000